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Playas y más: Qué hacer en Río de Janeiro

Playas y más: Qué hacer en Río de Janeiro

Ningún lugar del mundo es mejor para la fiesta que Río de Janeiro. De lunes a domingo, de enero a diciembre, la segunda ciudad más grande de Brasil vive con un ritmo latino amante de la diversión, y el carioca, nombre que se da a los lugareños, está listo para darte una calurosa bienvenida (lo más probable es que sea con una caipiriña en la mano) a esta singular metrópolis, que tiene mucho más que sus playas de postal y su colorido carnaval.

HERMOSAS PLAYAS

Okey, puede que Río sea algo más que playas bañadas por el sol a lo largo de la costa, pero no hay un viaje completo a esta maravillosa ciudad sin pasar un día o dos (o tres) en las emblemáticas playas de Copacabana e Ipanema. Podés retar a los locales a un partido de fútbol o voley en la playa, hacer una excursión a la bahía o, simplemente, sentarte, relajarte y disfrutar del sol.

CONOCÉ EL SÍMBOLO

Mientras te relajás en una de las playas más famosas del mundo, vas a observar las montañas que predominan sobre los bloques de pisos y los bosques tropicales de Río. Dondequiera que vayas en la ciudad, llamará tu atención la colosal estatua del Cristo Redentor. Asentada en la cima de la montaña de Corcovado, la escultura de 30 metros de altura, cuyos brazos estirados miden 28 metros de ancho, es la atracción turística más popular de Río. Podés tomar el tranvía o el ascensor hacia la cumbre para disfrutar de las vistas y hacer algunas selfies.

DISFRUTÁ DE LAS VISTAS

Las vistas de la bahía de Guanabara desde el Corcovado son casi imbatibles, hasta que subís la montaña del Pan de Azúcar, con una panorámica impresionante de la ciudad con el Cristo Redentor al fondo. El viaje en teleférico a la cumbre no es recomendable para los que tienen miedo a las alturas, aunque los paneles de vidrio permiten unas vistas asombrosas de 360 grados de la ciudad y sus alrededores.

ESCAPÁ DE LAS MULTITUDES

Cuando pensás en Río, las palabras tranquilidad y naturaleza virgen no son las que te vienen a la mente, sin embargo, la ciudad es el hogar del parque nacional de Tijuca, el bosque urbano más grande del mundo. Con una enorme extensión de 3237 hectáreas, el parque es un laberinto de senderos naturales, zonas para observar la vida salvaje y una de las montañas más famosas de Río, Pedra da Gavea, de 842 metros de altura. A diferencia del Pan de Azúcar y del Corcovado, no es fácil subir a la cima. Es una caminata difícil, pero los que se atreven con este monstruo de granito se ven recompensados por unas maravillosas vistas que combinan la belleza natural con lo urbano como en ningún otro lugar en la tierra.

BAILÁ TODA LA NOCHE

Puede que no te esperabas explorar la naturaleza virgen de Río, pero su famosa vida nocturna seguro que no te es desconocida. Podés elegir entre los bares al aire libre de la playa, mezclarte con los lugareños en los botecos, los bares típicos brasileños, o probar cualquiera de los muchos bares para bailar samba. Dondequiera que vayas te vas a dar cuenta de que en ningún lugar se tiene tanta hambre de fiesta como en Río. Los que lo saben se van al distrito de Lapa, que vino siendo durante mucho tiempo el corazón de la fiesta de la ciudad. Aparentemente cada puerta es la entrada a un mar de gente bailando, donde se mezclan todo tipo de música y de gente a medida que las fiestas salen a la calle para terminar en la madrugada.

UNITE A LA FIESTA DE TODAS LAS FIESTAS

Aunque los coloridos edificios coloniales ofrezcan una visión en profundidad de la vida nocturna de Río, esto es simplemente un calentamiento para el evento principal; el Carnaval de Río, la fiesta más importante del mundo. Más de dos millones de personas salen a las calles de Río durante 5 días de fantasía que lo incluye todo, desde enérgicas procesiones de samba a fiestas que duran las 24 horas. La acción principal tiene lugar en el sambódromo Marquês de Sapucaí, aunque se puede decir que toda la ciudad está entusiasmada, porque personas de todo el mundo se desinhiben al estilo brasileño.

EXPLORÁ LOS BARRIOS

Desde la zona adinerada de Leblon, donde las mansiones y boutiques se extienden a lo largo de las calles, a la tranquila barriada de Urca y los monumentos históricos y plazas de Centro, en Río se puede encontrar una ecléctica variedad de barrios. Podés dar un paseo a través de los murales y mosaicos de Santa Teresa, y probar platos tradicionales en los restaurantes de la cima, con vistas de la ciudad. El barrio bohemio es famoso por los viejos tranvías que atraviesan las calles y por la escalera de Selarón, que divide Santa Teresa y Lapa. Los peldaños de la escalera están decorados con baldosas cerámicas azules, verdes y amarillas, y se convertieron en un emblema de la ciudad.

COMÉ COMO UN LOCAL

Vale la pena saltarse una comida o dos para dejar espacio para el festín de carne que te espera en cualquiera de los restaurantes churrascaria de Río. En estos típicos establecimientos, donde podés comer todo lo que quieras, ves a los camareros vagar por el restaurante con brochetas o bandejas de carnes asadas a la perfección para que las pruebes y las comas. ¡Disfrutá!

PRESENCIÁ EL JOGA BONITO

Es hora de quemar calorías: el fútbol es algo más que un juego en Brasil, es una obsesión nacional. En las calles, en la playa y en los emblemáticos estadios; la ciudad vive para el fútbol. Tratá de no mencionar la Copa del Mundo, ¡especialmente ese partido contra Alemania! Sí podés, sin embargo, participar en peloteos con los locales y experimentar el fútbol como se debe hacer: en el estadio Maracaná junto con 80 000 brasileños viendo como Neymar y compañía entretienen a la nación.

Imagen de Rosino, Flickr / Creative Commons

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